viernes, 5 de marzo de 2010

El pintor de la casa...

Hola a todos, hoy les voy a presentar el relato elaborado por mi esposa, quien después de leer muchos de las historias aquí presentadas se decidió a contar su experiencias: Resulta que mi esposo por sus múltiple ocupaciones laborales me dijo que no podía pintar este año la casa con motivo de las fiestas navideñas, debido a que estaba muy ocupado, por lo que me sugirió que buscara alguien que realizara esa labor y que sólo le avisara cuanto costaba para pagarlo. Hola a todos, hoy les voy a presentar el relato elaborado por mi esposa, quien después de leer muchos de las historias aquí presentadas se decidió a contar su experiencias:

Resulta que mi esposo por sus múltiple ocupaciones laborales me dijo que no podía pintar este año la casa con motivo de las fiestas navideñas, debido a que estaba muy ocupado, por lo que me sugirió que buscara alguien que realizara esa labor y que sólo le avisara cuanto costaba para pagarlo.

Para ilustrarlos mejor en mi situación, les comento que soy una mujer de 41 años, con un cuerpo normal, un poco rellenita, con tetas grandes y provocativas según mi esposo y muchos de los asiduos visitantes de páginas porno donde publicamos mis fotos, con un culo redondo acorde con mi figura, soy profesional y sobre todo ama de casa responsable.

Debo confesar que debido a las múltiples ocupaciones de mi esposo, me ha tenido últimamente muy abandonada en cuanto a sexo se refiere, teniendo que recurrir en mucha ocasiones a la masturbación, mientras veo videos pornográficos.

Debido a la necesidad de arreglar mi casa, le comenté a mi amiga Norys la necesidad de conseguir alguien responsable y de confianza que realizara el trabajo, ella inmediatamente me respondió que me podía recomendar a Henry que era un chico que estaba haciendo unos arreglos en su casa y justo ese día había terminado el trabajo.

Me comentó que era un chico muy responsable y que me lo recomendaba abiertamente, ya que me complacería en todo lo que pidiera. Debo reconocer que en ese momento no entendí el mensaje de mi amiga, pero como me lo estaba recomendando le pedí que lo enviara a mi casa al día siguiente.

Esa noche mi esposo me informó que tenia que salir de viaje muy temprano para atender un cliente en Maracaibo y que tenía que levantarse de madrugada para tomar el avión. Yo me vestí de manera insinuante como a él le gusta, con lencería transparente, para que me hiciera el amor antes irse, pero no me tomó en cuenta ya que tenía que levantarse muy temprano y estaba muy cansado.

Tal era mi calentura que esa noche que puse un video porno y me masturbé a su lado. En la madrugada se levantó, intenté seducirlo de nuevo pero como estaba apurado no me tomó en cuenta y se fue de viaje. Luego sonó el despertador y me levanté para enviar los niños al colegio.



Luego de un rato me provocó nuevamente masturbarme y comencé hacerlo mientras veía un video porno, comencé por pasar mis dedos suavemente sobre mi concha, al imaginarme ser la protagonista de la película, mi concha comenzó a brotar sus jugos, que la lubricaban y facilitaba el deslizamiento de mis dedos. Cuando veía como ese hombre se cojia a la chica, mientras aquella pija entraba y salia de su, yo me lo imaginaba y lo sentia al momento en que metía profundamente mis dedos y lograba sentir espasmos en mi concha.

Cuando estaba en lo mejor de mi masturbación, tocaron el timbre de casa, era Henry el pintor que me había enviado mi amiga, me levanté un poco disgustada y desconcertada, por lo inoportuno de su visita.

Abrí la puerta y lo hice pasar, indicándole lo que tenía que hacer, me pidió permiso para cambiarse de ropa y le indique donde quedaba el baño.

Cuando salió del baño fue que pude detallar al chico, llevaba puesto una bermuda azul y una franela blanca, donde dejaba ver dibujado su hermoso cuerpo, era un chico moreno, de aproximadamente 30 años, con una firmes piernas, brazos musculosos y un rostro agradable.

Para comenzar su labor, se subió en una escalera para pintar el techo. En dos ocasiones pasé a la cocina y no pude evitar ver sus tensas piernas y el gran bulto que se le notaba por debajo de la bermuda.

Ante esa situación y por lo caliente que yo estaba antes que él llegara, me metí en mi cuarto para continuar masturbándome, coloqué de nuevo el video y seguí sobando mi concha que estaba hinchada y mojada. Tomé un consolador que días antes me había regalado mi esposo, lo deslicé por mi concha, mi cuerpo se estremecía, comencé a gemir descontroladamente al sentir que me venía un orgasmo. Justo en ese momento Henry se acercó al cuarto para ver que me sucedía y abrió la puerta, la cual había quedado mal cerrada, y me encontró con mis piernas totalmente abiertas, mi concha húmeda, con cara de perra en celo y mis manos sosteniendo aquel consolador metido en mi concha.

Cuando lo vi en la puerta, inmediatamente reaccioné y traté de disimular, le ordené que saliera de mi cuarto, pero él no hizo caso y termino de entrar. Se quitó la franela y soltó su bermuda, yo quise incorporarme para taparme pero el no me lo permitió, al mismo tiempo me decía que me tranquilizara ya que mi amiga le había comentado lo desatendida que me tenía mi esposo y que el estaba allí para complacerme.

Yo me encontraba muy caliente y al ver aquel cuerpo musculoso y bien definido, además de ese color moreno que es mi debilidad, además del video porno que justamente estaba pasando una escena interracial, entre una chica blanca como yo y "Mandingo" que es un tipo negro, Henry me dijo "Ah pero si a la señora le gustan las pijas negras y grandes"... en ese momento dejo caer su interior dejando ver en todo su esplendor un trozo de carne oscura, grande y gruesa, me sorprendí porque en mi vida había visto algo semejante (solo en películas), creo que en ese momento me delaté porque Henry se acercó a mi, suavemente me recostó en la cama, tomó una crema hidratante que tenía sobre mi mesa de noche la regó sobre mi cuerpo y de una manera magistral, tal como sólo lo había hecho mi esposo, comenzó a darme un masaje tan suave, rico y sensual, que mi mente se nubló y me dejé llevar.

Inició por mis pies, deslizando sus manos con suaves movimientos, subió por mis piernas, donde se detuvo para hacerme un masaje relajante y siguió deslizando sus manos hacia mi entrepiernas, donde se encontraba mi concha hecha un pozo de jugos vaginales, me rozó la vagina con sus dedos, pero siguió hacia mi vientre, por supuesto que para ese momento mi cuerpo se encontraba dominado por sus manos, le pedí que metiera sus dedos en mi concha pero se negó, alargando mi delicioso sufrimiento. Llego a mis tetas, que son mi debilidad y las sobó, las acarició, y las besó. Al sentir sus tibios labios en mis pezones mi cuerpo se estremeció, acerqué su cuerpo con mis manos y busque entre sus piernas hasta conseguir su pija gruesa, larga y caliente, me encontraba descontrolada, acerque mi boca aquel trozo de carne y lo llevé a mi boca, realmente no cabía en mi boca, por lo que decidí chupar su cabeza que desprendía sus ricos jugos seminales. Seguí jugando con esa hermosa pija, la sobaba con mis manos, la acariciaba, la chupaba, besaba sus grandes testículos, hasta que él deslizó su cara hasta mi concha y con movimientos magistrales de su lengua se dedicó a jugar con mi clítoris, haciéndome gemir hasta que no pude más y le imploré que me atravesara con su enorme pija.

El se colocó delante de mí, levantó mis piernas y colocó su pija en mi raja, yo que no podía más lo tomé por sus brazos y lo traje hacia mi, para que en entrerrara esa gruesa pija. Al empujármela toda solté un grito de pasión y dolor porque era como si me rompiera las paredes de mi vagina, ya que solo estaba acostumbrada a la pija de mi esposo que era más pequeña y menos gruesa, pero al mismo momento me llenaba de placer .

Me estuvo bombeando unos minutos en esa posición y luego me colocó en cuatro patas, mirando hacia el espejo. Me parecía vulgar verme aquella posición en cuatro patas, con mis tetas al aire colgando y moviéndose al ritmo de las embestidas de aquel extraño. Pero definitivamente era mucho mas placentera, sobre todo cuando Henry comenzó a decirme lo puta que me veía, al decirme la cara de perra que ponía cada vez que me embestia, al preguntarme si me gustaba hacerlo, le respondí: "si si si si si si me me gusta, me gusta que me cojas, me gusta que me hagas sentir deseada, cojéme ya que el cabrón de mi marido no lo hace, hazme disfrutar, lléname de toda tu leche" y justo en ese momento, luego de dos embestidas más, sentí las contracciones de Henry y como su espesa y caliente leche llenaba toda mi concha.

Me quedé tumbada en la cama y él salió de mi cuarto, para seguir pintando mi casa....

Relato escrito por Aenrique.

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