domingo, 11 de abril de 2010

Mi amigo el Skinhead

Me llamo Laura tengo 25 años soy de Venezuela aunque llevo en España desde los 5 años, por lo que se podría decir que me considero mas española que venezolana , tengo una estatura media, pelo largo y moreno, ojos color café, cuerpo atlético puesto que me gusta cuidarme mucho, pechos firmes y glúteos prietos.

Mi historia comienza 4 años atrás cuando yo tenía aun 21 años, por ese entonces yo estudiaba medicina en Madrid aunque mis padres viviesen en Andalucía, como dije antes soy una chica a la que le gusta cuidarse y en ese tiempo a la vez me ganaba la vida de camarera para pagarme los estudios, la comida y el piso como vivía yo sola me sobraba algo de dinero y decidí apuntarme a un gimnasio para mantenerme en forma, fui a uno que estaba cerca del piso en el que vivía, entre y el local era bastante amplio, justo enfrente de la puerta, había un mostrador y un chico bastante delgado de estética punk sentado leyendo una revista me acerque hacia el y le dije:

-Hola buenas, me gustaría apuntarme al gimnasio

-Si te atiendo ahora mismo aunque el dueño no esta, ha salido un momento, dame tu documentación, contesto el chico.

Metí mi mano en mi bolsa de deporte, y le di lo que me pidió, apunto mis datos en el ordenador y volvió a decirme:

-Son 35€ por la mensualidad

Se los di volviendo a buscar en mi bolso el monedero, me entrego mi documentación y me indico donde quedaba el vestuario de señoras, entre, era una sala bastante pequeña debía de haber pocas mujeres en ese gimnasio pues solo había 3 bolsas de deporte, y se notaba que era un gimnasio poco solicitado, me cambie y me puse lo que yo suelo llamar "mi uniforme de sufrimiento" que consistía en unos pantalones de chándal azules con rallas blancas, una camiseta de tirantes negra y por supuesto mis zapatillas deportivas me dispuse a salir y justo cuando me dirigía a la bicicleta estática se abrió la puerta y me hizo girar la mirada hacia ella, entro un joven bastante alto, alrededor de unos 24 años, bastante guapo con la cabeza afeitada, con unos rasgos faciales muy varoniles, unos ojos verdes penetrantes, un cuerpo musculoso, tatuado a mas no poder, por su aspecto parecía un poco macarra y siempre he tenido debilidad por esa clase de hombres, paso y entonces me di cuenta de lo que realmente era, un skinhead lo ponía bien claro en su camiseta me miro, y andando con chulería se acerco hasta mi.

-Vaya, una nueva es raro por el gimnasio no suelen venir muchas chicas, me dijo

-Es mi primer día, le dije con confianza

-No eres española ¿no?

-No, no lo soy, se que eres racista así que tu por tu sitio y yo por el mío.

Empezó a reírse exageradamente a lo que acercándose mas a mi copio su camiseta por el cuello y la estiro hacia abajo, dejando al aire uno de sus pectorales y un tatuaje con un yelmo troyano

-¿Ves esto? Entérate de lo que significa primero, luego me cuentas

Dicho esto se dirigió al vestuario, y entro, en verdad seguía pensando lo mismo de el solo era un racista mas por que me iba a molestar en enterarme de lo que significaba eso aunque me despertó curiosidad, yo me dirige a mi destino como era obvio me subí a la bici y empecé a pedalear cuando llevaba un rato se abrió la puerta del vestuario masculino y el skinhead paso por delante de mi y me volvió a hablar

-Por cierto se me olvidaba comentarte, me llamo Raúl soy el dueño del gimnasio, si necesitas ayuda con algo, avísame ¿de acuerdo?

No me entraba en la cabeza, era racista sin embargo su forma de hablar conmigo era amable aunque con algo de chulería, ¿por que me trataba así? Ese día termine pronto mi entrenamiento, fui al vestuario, me duche me cambie y fui a casa, pero no podía quitarme de la cabeza lo que me dijo por lo tanto encendí el ordenador, puse en el buscador la palabra skinhead, después de varias imágenes de svásticas y todo tipo de imágenes fascistas descubrí una que me dio cuenta de que había metido la pata hasta el fondo, era el mismo yelmo troyano que Raúl llevaba tatuado en su pecho, pero con unas letras "skinheads contra los prejuicios raciales" me lleve las manos a la cabeza ¿Qué había hecho? Había juzgado a Raúl de racista sin serlo, me sentía fatal.

Al día siguiente mientras estaba en clase no paraba de darle vueltas al asunto estaba deseando que llegase la tarde para poder disculparme, las clases terminaron, fui a casa, comí y cuando llego la hora me fui para el gimnasio pero por el remordimiento de conciencia no tenia ganas de entrenar, fui solo y exclusivamente para disculparme.

Entre, y ahí estaba en el saco de boxeo propinándole una serie de puñetazos que casi doblaban el saco, me acerque lo toque por el hombro y note sus músculos duros y su piel suave, se giro hacia mí y empecé mi disculpa:

-Raúl quería pedirte perdón por acusarte de racista, dije sin casi levantar la vista del suelo

-No te preocupes estoy ya acostumbrado, sabia que te informarías sobre mi tatuaje se ve que eres una chica lista

-La verdad me siento muy avergonzada y me gustaría compensártelo, si te parece

-El asunto no tiene la menor importancia, pero si te sientes mejor ¿Qué te parece si esta noche salimos a tomar algo tu y yo? Eso si, con una condición

-¿Cuál?, pregunte

-Que me permitas saber como te llamas y que invito yo, me dijo con una sonrisa

-Laura me llamo Laura

-Un placer Laura, dijo plantándome dos besos. Esta noche paso a recogerte a eso de las 10

-Muy bien, esta noche nos vemos, apunta mi dirección

- No hace falta, tengo tus datos en el ordenador

-OK pues hasta esta noche

-Hasta luego, dijo sonriendo a modo de despedida

Salí del gimnasio y me dispuse a ir a casa, me sentía mucho mas tranquila al haberme disculpado, cuando llegue me hice un par de sándwiches para cenar algo, después me metí en la ducha y no podía quitarme de la cabeza con el pedazo de hombre con el que iba a salir esta noche, aparte su manera de tratarme y su macarrismo sin complejos me excitaban demasiado, no pude evitar el masturbarme pensando que era Raúl el que lo hacia, mojando mi pecho con el agua tibia que salía de la ducha a presión y acariciando mi clítoris con la otra mano, hundiendo mis dedos mas tarde en el interior de mi vagina ya lubricada con mis flujos y el agua que recorría mi cuerpo desnudo, haciéndome desembocar en un orgasmo brutal entre mis jadeos y gemidos, esa noche tenia un objetivo, Raúl tenia que ser mío a como diese lugar, me dispuse a arreglarme para salir poniéndome la ropa mas sexy que tenia en mi armario, que consistía en un top negro, una minifalda de tela escocesa, un liguero negro con medias del mismo color y unos zapatos negros de tacón de aguja que serian el sueño de cualquier fetichista, mirándome en el espejo de mi habitación pensando para mis adentros que caería rendido a mis pies esta noche, en ese momento pensé, ¿y por que no quitarme la ropa interior? Dicho y hecho metí las manos por debajo de mi falda, y me quite el tanga a juego con las media y decidí llevar mi sexo al aire, entonces se escucho el claxon de un coche, debía de ser Raúl esperándome abajo, cruce los dedos deseándome suerte a mi misma y me dispuse a cruzar la puerta, baje y me monte en su coche, Raúl no pudo evitar el mirarme de arriba abajo, el llevaba un polo verde oscuro de manga corta, unos tirantes rojos, unos pantalones pegados que exhibían lo gran dotado que estaba, remangados hasta la mitad de unas botas militares negras, Me dio dos besos para saludarme a lo que yo le pregunte:

-¿Dónde vamos?

-A un sitio de moda que hay en Madrid mucha gente suele acudir por allí, no quiero meterte en los sitios por los que suelo ir yo, me respondió

-Todo lo contrario, tengo curiosidad de saber lo que hace un skinhead por la noche y en los ambientes donde os movéis y como tu ya mismo sabes no se mucho de vosotros

-¿Estas segura? Te advierto que no son sitios con mucho glamour que digamos

-Me da igual, yo me adapto a todo

-Como quieras, dijo arrancando el coche

Llegamos a un local situado en un polígono bajamos del coche y entramos al local dentro había mucha gente bailando a saltos y empujones, era un concierto de música OI! nada más entrar otro skinhead se acerco a Raúl y lo saludo:

-¿Qué pasa Raúl? Cuanto tiempo tío

-Buenas Roberto ¿Qué tal?

-Aquí reuniendo a peña para darles de hostias a los nazis esta noche ¿te apuntas?

- No tío, esta noche paso, he venido con una amiga, respondió Raúl

-OK pues aprovecha, que tu amiga esta muy buena, menudo culo tiene, dijo el skinhead mirándome por detrás

Raúl puso una expresión de rabia en su rostro cogiendo con violencia al skinhead por la camiseta, lo que me hizo morderme el labio y excitarme otra vez debido a la agresividad de Raúl

-¡¡O la tratas con respeto o te mato aquí mismo!! Dicho esto soltó al skinhead de un empujón, vamos a la barra Laura no quiero ver a este gilipollas, me dijo agarrándome de la mano y llevándome a la barra del local teniendo una buenas perspectiva de culito perfecto

-¿Qué tomas?, Me dijo

-Una cerveza

-Pon dos jarras de cerveza, le dijo al camarero

-¿Por qué me has defendido? Le pregunte

-No me gusta la gente que trata así a las mujeres, y menos aun si me caen bien

-¿Eres así de agresivo siempre?

-Solo con quien se lo merece

El camarero nos puso las dos cervezas y empezamos a beber, a hablar y reírnos, pero yo no podía ocultar mi excitación mis pezones iban a estallar y notaba que mi flujo me empezaba a caer y mojar el taburete en el que estaba sentada, al cabo de un rato en mi plan de llevármelo a la cama le dije que si nos tomábamos la ultima en mi casa, Raúl accedió, salimos de aquel local, nos montamos en el coche arranco y mientras nos dirigíamos a mi casa empecé a intentar seducirlo

-¿Y tu tienes novia?

-No nadie quiere llevar mi modo de vida

-Es una pena por que te voy a ser sincera, estas de muy buen ver

-Gracias es un halago, ya tengo una admiradora, bromeo

-Jajá jajá además de guapo eres gracioso, le dije lanzándole una mirada lasciva que el capto a la primera

-¿Y tu tienes novio?

-No, no tengo nadie me soporta, dicen que soy muy fogosa en la cama

-Ah ok dijo notando que su sexo crecía dentro de su pantalón buscando una salida

-Tú habrás estado con muchas chicas

-No creas soy más tímido de lo que aparento

Yo no aguantaba mas, estaba chorreando y mas viendo el tamaño de su miembro

-Parece que alguien se despertó, le dije refiriéndome a su gran miembro

-Lo siento llevo mucho tiempo sin sexo y claro al estar con una chica tan guapa…

-No te preocupes, ¿Cuánto tiempo llevas sin sexo?

-Mas de tres meses

-¿Y no crees que ya va siendo hora de arreglar eso? Llevando mi mano a su pantalón y acariciándole su sexo por encima, para después desabrocharle el pantalón, que dura la tenia y que grande la saque de su escondite, me incline hacia el y empecé a lamérsela para después metérmela en la boca y hacerle una gran mamada succionando su polla como mejor se

-mmmmmm eres fantástica Laura, dijo disfrutando del momento pero sin perder de vista la carretera, acelere mis movimientos y jadeaba mas fuerte y rápido, notaba como disfrutaba cada movimiento que yo hacia.

-Eres la que mejor, toda una profesional, ahhhhhh diciendo eso note como su pene se ponía más duro y expulsaba el esperma caliente que tanto deseaba saborear, llenando mi boca de ese sabor tan característico.

-Acelera, quiero llegar pronto a casa y darte mi cosita solo para ti, dije mientras me levantaba la falda mostrándole mi sexo depilado

Cuando llegamos a mi casa aparco el coche justo en el portal, abrí la puerta y subimos corriendo por las escaleras hacia mi casa, abrí la puerta rápidamente, el paso y yo cerré la puerta lanzándome después a su boca como si fuera el tesoro mas preciado, nuestras lenguas jugueteaban y se enredaban entre si, me apoyo contra la puerta, se bajo los tirantes y se quito el polo que llevaba dejando ver su torso musculoso y tatuado mientras yo le desabrochaba el pantalón bajándolo todo de golpe y viendo su gran polla reclamando mi sexo, a lo que Raúl se puso de rodillas ante mi, me subió una pierna por encima de su hombro acercando su cabeza calva hacia mi coñito húmedo, su lengua rozo mi clítoris haciéndome que me retorciera de placer

-ohhh Raúl, menuda boquita tienes mmmmmm, nadie me lo había hecho tan bien como tu sigue así, no pares, hundió sus dedos en mi sexo mientras yo le sujetaba la cabeza para que no pudiera huir de la labor que tan bien estaba haciendo

-Raúl me voy, me voy, me estoy corriendo como una perrita, ahhhhhhhhh, mmmmmm, me mordía el labio y estrujaba mi pecho teniendo uno de los mejores orgasmos de mi vida

-Vamos a la habitación, quiero hacerte mía, me dijo mientras me cogia en brazos, cuando llegamos a la habitación me soltó en la cama y su vista se fue directamente al tanga que posteriormente me había quitado antes de salir con el

-Lo tenías todo planeado ¿no? Me pregunto

-Me tienes a 1000 no quiero precisamente ahora hablar del tanga

Se puso encima de mí y empezó a besarme, podía notar en su boca el sabor de mi sexo todavía, fue bajando hasta el cuello quitándome el top y lanzándolo al suelo, acariciaba mis pechos con mucha dulzura y pellizcaba mis pezones duros como balas seguía bajando y empezó a lamerlos mientras masajeaba con una mano mi otro pecho mientras yo daba pequeños gemidos de placer, lo agarre de la cabeza y lo puse a mi altura

-Déjate de tonterías, métemela ¡¡ya!! Le exigí, diciendo esto levantó mi falda, abrió mis piernas y puso su polla rozando la entrada de mi coñito y estimulándolo con su glande, agarre a Raúl de su culo duro y empuje hacia mi haciendo que su pene entrase en mis adentros

-aaaaaaaaah, grito de dolor y placer al mismo tiempo, empezando con sus embestidas primero despacio mientras yo jadeaba y gemía al ritmo de sus caderas con las manos todavía en sus glúteos ayudándole a seguir el ritmo, mientras sus testículos daban por debajo de mi sexo, lo abrace con mis piernas para que no pudiese escapar de mis adentros

-Me gusta que estés dentro de mi, haz lo que quieras conmigo soy tu putita esta noche y todas las que quieras, notaba como me penetraba con mas fuerza eso me hico sentir muchísimo placer lo que hizo que tuviese un orgasmo anunciándoselo con las contracciones de mi vagina, lo que hizo que el también se viniese conmigo llenando mi interior de su semen caliente, no podíamos ser mas escandalosos gemíamos y gritábamos como locos por el placer que nos recorría todo el cuerpo, cayo sobre mi pecho como si se hubiera desvanecido, me abrace a el y estuvimos un buen rato hasta que nos entro sueño debido a los acontecimientos y dormimos abrazados el uno al otro

Desde entonces llevo 4 años viviendo con el y teniendo nuestras sesiones de sexo como relato anteriormente y a pesar de su carácter agresivo y violento hacia los demás a mi me trata como una reina y es un chico bastante dulce, no es como aparenta ser para nada.

Un saludo y espero que les guste mi historia.

Escrito por Laura Sweet

lunes, 22 de marzo de 2010

La vampiresa

-Aquí es. –La rubicunda y pecosa campesina señaló el abierto ataúd al que había conducido al cazador de vampiros por las entrañas del oscuro castillo.

El cazador intentó que la estaca no temblara en su mano mientras se acercaba al sarcófago donde moraba la bestia que debía destruir. El hombre se asomó, pugnando porque su corazón dejara de palpitar.

Dentro del ataúd se hallaba la mujer más hermosa que jamás hubiese visto. Parecía una mujer que simplemente dormía, pero algo en su arrogante rostro hablaba de épocas milenarias pasadas, de océanos de tiempo. Su pelo oscuro contrastaba con la palidez de su rostro y sus incitantes y voluptuosos pechos al aire invitaban a la lujuria. Todo en ella emanaba una sedosa belleza que cortaba el aliento, pero que sumía al espectador en un angustioso desasosiego.

El cazador, respirando entrecortadamente, se dispuso a acabar con aquel nefasto ser de lasciva apariencia. Pero dudó… Era tan hermosa… Sus manos empezaron a moverse contra su voluntad, acercándose a los pechos del vampiro, como si quisieran acariciarlos, estrujarlos. Cerró los ojos con fuerza. ¿Qué demonios le estaba sucediendo? Debía acabar con aquella bestia insaciable de hombres y de sangre. Abrió los ojos mientras acercaba la estaca hasta los turbadores pechos del monstruo y escuchó un agudo chillido de la aterrorizada campesina.

El ser en el ataúd había abierto los ojos y le miraba fijamente.

El cazador intentó clavar la estaca, gritar, huir, moverse. Todo a la vez, pero nada sucedió. Quedó inmóvil en el sitio, incapaz de otra cosa excepto mirar.

En silencio, la vampiresa sonrió y abrió sus piernas y dejó a la vista su sexo. El cazador tragó saliva y lucho por respirar, como si hubiese perdido el aliento. La mujer separó con sus dedos los labios de su vagina, mostrando su sexo húmedo y arrebatador. Incluso alcanzó a ver su oscuro ano. El gesto era zafio y obsceno, pero el cazador no pudo evitar sufrir una inmediata erección.

Apenas fue consciente de que la estaca resbalaba de su mano mientras avanzaba hacia la vampiresa. Como en un neblinoso sueño, se encontró lamiendo con avidez el jugoso sexo que se abría de forma procaz ante él. No recordaba haberse desnudado aunque ahora lo estaba.

De pronto, el cazador fue abrazado por los poderosos brazos de la vampiresa, que le estrecharon contra ella, arrastrándole dentro del ataúd. Los voluminosos pechos de la mujer se aplastaron contra el suyo y notó húmedos besos contra su cuello. No pudo resistirse aunque hubiera querido. Los muslos de la vampiresa apresaron fuertemente su erecta verga e iniciaron un movimiento de vaivén, hacia delante y atrás. El cazador notó la sensación del suave vello púbico sobre su glande, una ligera y resbaladiza humedad. El hombre gimió mientras las caderas de la mujer iniciaban un movimiento de rotación. Sus dos manos se clavaron en sus nalgas, empujando hacia delante, y un dedo se deslizó desvergonzadamente en el orificio de su ano, penetrándole e iniciando un movimiento de vaivén acompasado al otro.

Aplastada contra el muro de fría piedra, la campesina sollozaba paralizada por el terror. Sabía que huir era inútil y que su fin estaba cerca, así que se bajó las enaguas y comenzó a masturbarse, enardecida a su pesar por la morbosa visión ante ella. Su mano entraba y salía de su sexo con un ritmo frenético, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

El cazador gimió lastimeramente, apresado e indefenso como estaba, jadeando incontrolablemente y retorciéndose en vano mientras el dedo violaba su interior, mientras la vampiresa sorbía vorazmente la sangre y la vida que manaban de su cuello. No tardó mucho en eyacular mientras el dedo de la mujer entraba y salía rápidamente por su esfínter. El semen se derramó por los muslos femeninos y, lentamente, los movimientos extáticos del cazador fueron extinguiéndose hasta quedar inerte y exánime entre los brazos de la vampiresa.

Lánguidamente, la vampiresa apartó a un lado el cuerpo desangrado del cazador y abandonó su ataúd, dirigiéndose lenta e inexorablemente hacia la aterrorizada campesina, como una poderosa pantera hacia su indefensa presa. La muchacha no huyó, sino que permaneció masturbándose, como un inocente cordero que espera su inevitable destino. La vampiresa sonrió complacida mientras retiraba la mano de la muchacha de su sexo para reemplazarla con la suya. Los dedos de la mujer separaron dulcemente los mojados labios de su sexo, mientras la campesina sentía arder su cuerpo al rojo vivo. Sin poder evitarlo, meneó las caderas, invitando a esos dedos a que penetrasen más en su interior.

La campesina tuvo que abrazarse a la vampiresa ya que sus piernas dejaron de sostenerla, mientras ésta la besaba carnalmente, violándola con la lengua como la violaba con sus dedos. Con su otra mano, la vampiresa rodeó la cintura de la campesina para sujetarla. Las caderas de ésta giraban ahora, saltando y estremeciéndose, sin poder controlar las convulsiones que sufría. Los labios de la vampiresa se posaron en su cuello y comenzó a lamer ávidamente.

La campesina gimió mientras el abrasador orgasmo llegaba. Gritó roncamente de placer mientras sus flujos vaginales fluían como una catarata, mojando la mano de la vampiresa mientras ésta lamía golosamente la sangre de la muchacha sin desperdiciar ni una sola gota.

Lentamente, el cuerpo de la muchacha fue resbalando hasta caer delicadamente al suelo. La vampiresa sonrió perezosamente mientras volvía a su ataúd a seguir durmiendo plácidamente.

Mi mujer se despacho a gusto

Un día, en la cafetería desayunando con los compañeros y compañeras del trabajo, Antonio nos comento que habían abierto un Sex-shop. En este, había una habitación redonda que estaba llena de agujeros, hasta un total de 20. Los agujeros estaban hechos para introducir por ahí los penes, o poner el coño o culo en el redondel. Al otro lado se metía una mujer o un hombre, para darse el gustazo de pasárselo en grande con lo que asomase por ahí. Tanto los hombres como las mujeres tenían que pagar 50€ por una cabina individual que les aislaba del resto de personas. Ninguno de los participantes podía ver quien estaba en la cabina del centro, a no ser que hubiera consentimiento de esa persona. Para ello había que introducir un billete de 20€ por una ranura y esperar que el del lado contrario lo cogiera y pulsara un botón verde que liberaba la visión y permitía al del otro lado ver perfectamente. Eso funcionaba en los dos sentidos, es decir, que para que ambos lados se vieran cada uno debía introducir su dinero y esperar que la parte contraria liberase su botón verde. También existía la posibilidad de que una de las partes se negara y entonces solo había visión en un sentido. El cristal que separaba las dos partes de esa cabina se volvía transparente en un sentido u otro, o en ambos. Pero el que optaba por esta opción tenía que saber que todo aquel que a su vez hubiera abierto su ventana podría verlo a él y viceversa.

Cabía la posibilidad de que en la cabina central, hubiese más de una persona, siempre que estuvieran de acuerdo. Antes de entrar en las cabinas había un cartel que avisaba de que sexo o sexos eran las personas que iban a ingresar en la cabina central.

Todo esto nos lo contaba de oídas, porque él no había estado, "por supuesto" ja, ja. A quien iba a engañar, todos sabíamos que era un salido. Cuando estuvimos a solas me confesó que el si había estado y me paso un folleto de propaganda en el que explicaba todo lo que había contado. También me dijo que si me animaba podíamos ir juntos algún día, le dije que me lo pensaría.

A mí, lo que me rondaba por la cabeza es que me gustaría ver en la cabina central a mi mujer, exprimiendo todas las vergas que asomasen. Cuando llegue a casa se lo conté y le deje el folleto para que lo leyera, venia ilustrado con fotos en las que se veía a una mujer muy voluptuosa recorriendo los diferentes agujeros mientras que se metía las poyas en su boca y coño…Al final había una foto en la que se la veía con corridas por la cara y tetas. Mientras que mi mujer devoraba el folleto con la vista, yo le levante la falda y le metía mano desde atrás, aparte el tanga a un lado y la penetre mientras que por encima de su hombro veía las fotos y me imaginaba que era ella la que estaba ahí. Termine inundándole el coño de mi corrida entre sus jadeos, mientras que le decía al oído que me la había imaginado como la de la foto. Volviendo la cara me pregunto.

  • ¿De verdad de te gustaría que fuese tan guarra, y verme llena de semen de otros?

Mira que soy capaz de follarme a todos y dejarte a ti con un palmo de narices.

  • Sí, me excita muchísimo pensarte ahí en medio, paseando desnuda a la vista de todos mientras que te veo como disfrutas.
  • Lo tendré en cuenta, ¡cerdo!, mientras decía esto me agarraba el tronco del pene, todavía erecto.

Pasaron los días sin volver a comentar nada al respecto. Un día me llego un mensaje al teléfono, era de Carmen. En el me decía que estaría en la cabina central del sex-shop a las 20.30 horas y que no faltase, si no me lo quería perder. Me excite nada mas imaginarlo, y haciéndome el ingenuo le dije a Antonio que si podíamos ir esa tarde al sex-shop, a ver lo que me había contado, sin decirle que la que estaría allí, sería mi mujer. Accedió gustoso y quedamos a las 8 delante del sex-shop.

A la hora convenida nos encontramos y entramos juntos al sex-shop. A la entrada de las cabinas, en un cartel, anunciaba una mujer en la próxima sesión. Antonio y yo nos separamos dirigiéndonos a nuestras respectivas cabinas, él entro cuatro más allá de la mía. Me quede esperando. Yo ya no sabía si sería mi mujer o no, directamente puse los 10€ en la ranura y pulse una luz verde en mi ventanilla solicitando su autorización para ver la cabina y salir de las dudas.

Oí como se iban abriendo trampillas e intuí que alguien había entrado en la cabina central, se abrió la mía y procedí a bajarme los pantalones y sacar mi poya por el agujero, por el altavoz de mi cabina se oían jadeos y los sonidos que se suponía que serian de una boca chupando un pene. De repente mi ventana se volvió transparente y vi a mi mujer de espaldas, se le veía su culo muy sexy y sus tetas balanceándose según andaba dado su buen tamaño (una 105 de talla) eso sí, muy bien puestas. Se dirigía a los agujeros que había enfrente, solo asomaban tres penes, aun flácidos. Agachándose procedió a meterse uno de ellos en la boca y empezar a succionarlo, mientras, yo la veía a cuatro patas con su culo y coño asomando en medio de sus piernas. Eso hizo que mi pene se pusiera rígido de golpe.

Las cabinas se fueron llenando y apareciendo penes por las aberturas, a la vez que se veían billetes en las ranuras solicitando que les abriesen las trampillas para poder ver..Mi mujer iba de agujero en agujero sobando penes y comiéndoselos con la boca. Se situó en la abertura de Antonio y cogió el billete y apretó el botón verde liberando la ventanilla, al abrirse vi a Antonio. Mi mujer dándose la vuelta cogió la poya y la apunto a la entrada de su vagina introduciéndosela. Yo la veía agachada hacia delante con las tetas colgando mientras se balanceaban al ritmo de sus arremetidas contra la poya que salía de la pared. Antonio con los ojos fijos en su culo estaba muy excitado, y yo más, viendo que mi compañero se estaba follando a mi mujer sin él saberlo..Mi mujer se retiro y le dejo con el pene goteando semen, a la vez que de su coño escurrían hilos.

Se situó delante de un enorme pene, en la ranura había un billete solicitando la apertura, Carmen lo ignoro y a su vez metió el billete que me había cogido a mí en la otra ranura solicitando a su vez que fuera él quien se dejase ver. El billete desapareció y la ventanilla se abrió dejando ver su interior. Carmen se debió quedar con la misma cara que yo, el propietario de semejante aparato era mi padre, que tiene 55 años, Carmen se dio la vuelta mirándome a los ojos, después de un momento de duda se agacho y volviéndose se metió la enorme poya en la boca, mi padre con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás se veía como disfrutaba de la mamada que le estaba haciendo su nuera, sin él saberlo. Mi mujer con el culo en popa y su coño brillando del semen de Antonio estaba entregada a hacerle una mamada de campeonato, la poya casi no cabía en su boca, ni de largo ni de ancho. Carmen se levanto y pegando su culo a la poya se la introdujo en su coño hasta el fondo, a la vez que cogía con las manos las dos poyas que aparecían en las aberturas de los lados. Cuando intuyo que estaba a punto de correrse, se la saco y agachándose se la dirigió a la boca, pero no le dio tiempo, la eyaculación le estallo en la cara. Los chorros se estrellaban en su cara, una y otra vez, en una eyaculación que parecía que no iba a acabar, la leche resbalaba de su cara para caer en sus tetas.

Cuando se incorporo dejando a mi padre vacio, estaba como la que había salido en la foto del folleto de propaganda, su cara y pecho estaban completamente salpicados de semen.

Carmen se dirigió a todas las ranuras cogiendo los billetes, se la veía muy excitante, con la cara y pecho llenos de semen mientras que caminaba mostrándose. Su culo y tetas se menaban a ritmo hipnotizando las miradas de todos los hombres que iban apareciendo liberando las ventanillas, excepto la de mi padre. Después volvió a hacer el mismo recorrido metiendo los billetes en las ranuras y solicitando a todos que a su vez abrieran las ventanillas para que ella pudiera ver a los dueños de los penes que asomaban.

Fue haciendo un recorrido por todas los agujeros cogiendo las poyas y haciéndolas que se corrieran o bien en su boca o en su coño. Cuando andaba de una a otra se veía como chorros de esperma se deslizaban de su coño resbalando por las pantorrillas y tetas haciéndolas brillar con la luz, su cara era todo un poema llena de semen.

Se arrimo a mi cabina y con la cara manchada del semen, parte de mi padre, se metió mi poya en la boca, sus labios recorrían mi pene arriba y abajo hasta conseguir que explotara en un orgasmo dentro de su garganta, ella hacía esfuerzos para tragárselo todo, pero de la comisura se escavan restos de semen que salían de entre sus labios.

Cuando acabo con todos se dirigió a la puerta y salió desapareciendo. Yo me recompuse las ropas y salí buscando a Antonio. Nos encontramos y salimos de allí, íbamos comentado la escena.

  • Joder que tía mas puta, has visto como disfrutaba chupando, a mi me ha dejado los huevos secos, vaya follada que me ha dado, y a el del poyon, que pasada de mamada le ha hecho.

Mi mujer me estaba esperando en el coche, no se había puesto las bragas y se pasaba un de do por el clítoris húmedo todavía por los restos que quedaban en su interior y que pco a poco iban saliendo. Nos fuimos a casa y follamos como posesos toda la noche pensando en repetirlo otra vez. Carmen me comento que le gustaría que la próxima estuviera mi padre también, para poder saborear esa enorme poya de nuevo.

Mi primera infidelidad

Cuando me case, solía pensar que era el final de los cuentos (el… y vivieron felices para siempre), pero no fue así, yo era muy joven para tener una responsabilidad tan grande, con solo 22 años, y terminando una carrera pensé que me podía comer el mundo de un solo bocado.

Me case con Jesús, muy enamorada, cuando éramos novios conocimos lo ardientes que podíamos ser, siempre se preocupo por llenar mis expectativas, por complacerme y por llenarme de todo lo que yo necesitaba, pero éramos tan diferentes, el es 5 años más grande que yo, abogado de profesión, pero sin haber ejercido nunca, hijo de familia, y acostumbrado a que le resolvieran la vida sus hermanos, yo todo lo contrario, ya que desde los 18 vivo sola y soy completamente independiente. Pero bueno nos casamos y de inmediato cambio su forma de ser conmigo, ya no me veía como la mujer a la que debía conquistar, sino como un objeto de su propiedad que debía estar en su casa para atenderlo.

Así pasaron dos años de "feliz matrimonio", sin reclamar nada y siempre deseando mas, mi loca cabeza empezó a imaginar miles de amantes que saciaban las ansias de mi cuerpo, y fue así que apareció Iván, una tarde estaba por salir de la oficina y llegó buscando asesoría legal, sin darme cuenta del tiempo que había pasado cuando se despidió ya estaba oscuro, y se ofreció a llevarme a casa, por lo tarde que era acepte, en el camino ya no éramos la abogada y el cliente, sino dos personas que sufrían la indiferencia de sus parejas, en esa semana fue a la oficina dos veces más, y el viernes decidí ir con él a tomar un café.

El día de la cita me arregle más de lo normal, y mi marido ni cuenta se dio, cuando llegó la hora Iván paso por mí al salir sus ojos llenos de asombro pasaban del escote de mi blusa a mis piernas descubiertas, fuimos a un lugar pequeño y discreto, había música en vivo, y poca luz, las mesas eran pequeñas y nuestras rodillas chocaban, sentí su mano en mi rodilla buscando subir por mi pierna, salimos de ahí y al subir a su auto me invito a su departamento, en el camino supe que al día siguiente de que nos conocimos su esposa se había ido de la casa, las palabras fueron "diferencias irreconciliables". Por un momento pensé en Jesús, e hice una llamada que nunca atendieron, así que llegamos a su casa, un lugar pequeño pero acogedor y bien ordenado, afuera se desato una tormenta como reclamando lo que hacíamos, sirvió una copa de vino para cada uno, el frio de afuera y el calor del vino empezaron a subirse a mi cabeza, nunca me imagine que después de casarme estaría en el departamento de un hombre que no era mi marido.

Nos sentamos en la alfombra a ver como llovía por el enorme ventanal, Iván me dijo que se pondría más cómodo, y se quito la corbata, mis zapatos quedaron a un lado, en poco tiempo me encontraba en sus brazos entrelazados en un profundo beso, sus manos grandes buscaron bajo mi falda, hasta llegar a mis interiores, dos de sus dedos hicieron a un lado mi tanga y penetraron hasta lo más mojado de mi ser, mis manos bajaron hasta su pantalón y encontraron un pene bastante crecido, empezamos a desnudarnos uno al otro, hasta que no pude más y le pedí que me penetrara, ahí en medio de la tormenta me hizo suya, cuando cerré los ojos, sentí que eran las manos de Jesús las que me tocaban pero un susurro me trajo de vuelta a la realidad, en un suave quejido llegamos al orgasmo mi amante y yo, sin decir una sola palabra me levante me puse la ropa y salí dejando dormido a Iván.

Llegué a casa, con cierto temor, Jesús estaba dormido ya, cuando le dije que había llegado apenas me contestó, ni siquiera se tomó la molestia de preguntar qué había pasado, en ese momento decidí, que no volvería a sufrir por una persona cuya indiferencia era colosal, y que tendría todos los amantes que quisieran apagar ese fuego que había en mi, dormí con el olor de Iván en mi cuerpo, a la mañana siguiente todo fue diferente.

viernes, 5 de marzo de 2010

Me albergo y me acoste con ella...

Era un día de invierno y hacía un día estupendo, soleado, por lo que decidí salir a hacer montañismo.

Estuve un largo tiempo andando y de repente las condiciones climatológicas cambiaron. Empecé a tener frío y dificultades en encontrar el camino de regreso, por lo que seguí el camino del río para encontrar ayuda o alguna casa de campo.

Después de una hora de caminata divisé a lo lejos una hermosa casa de campo y pensé que aquello era mi salvación, ya que empezaba a tener síntomas de congelamiento.

Me acerqué a ella y llamé a la puerta. De repente se abrió y apareció una hermosa mujer (eras tú Piru) que me vio tal mal, me vio pálido y sin fuerzas y me hizo entrar en su casa. Estaba sola.

Me puso una manta y se sentó a mi lado junto a la chimenea donde había una enorme lumbre.



Me dio comida y bebida, después de unas horas me recuperé y le di las gracias. Me ofreció café y comenzamos a hablar, nos sentíamos a gusto.

Pronto me di cuenta que ella necesitaba la compañía de un hombre por la forma en que me miraba e insinuaba. Necesitaba sexo, en una palabra. Se ve que había estado sola ahí por bastante tiempo.

Tenía puesto un picardías negro muy sexy y yo estaba muy excitado pensando en lo que podía pasar.

Estábamos junto a la lumbre, ella cada vez se acercaba más y me cogió la mano y comenzó a pasársela por sus hermosos muslos.

Decidí entrar en acción.

Comencé a amagar que la besaba hasta que nuestros labios se fundieron en un hermoso beso, nuestras lenguas se entrelazaron mientras mordisqueábamos los labios.

Sin dejar de besarla mi mano comenzó a acariciar todo su cuerpo muy suavemente. Empecé a mordisquear su oreja.

Seguí bajando y besé su cuello mientras le quitaba lentamente su picardías. Seguí bajando hasta llegar a sus hermosos y duros pezones y los lamí hasta la saciedad mientras ella gozaba del placer.

Bajé más y mi lengua lamía y lamía y hacía círculos sobre su ombligo hasta llegar a su jugozo y húmedo coñito.

Comencé a lamérselo una y otra vez, cada vez más deprisa mientras ella empujaba sobre mi boca y se retorcía del placer.

Seguí así un rato hasta que me pidió que quería subirse sobre mi duro y erguido pene.

Me fue quitando los pantalones mientras sacaba lentamente mi pene y jugaba con él.

Nos besábamos apasionadamente, una vez que lo tenía duro se puso sobre mi y se lo introdujo hasta el fondo y comenzó a moverse con armonía, subiendo de ritmo y haciendo círculos sin levantarse de mi pene.

Estuvo un rato así mientras le lamía sus lindos senos y se los acariciaba.

De repente, comenzó a moverse salvajemente, estábamos muy excitados y a punto de corrernos agh agh agh gemía como una descosida... aggggghhh aaaaagggghhhhhhh nos corrimos mutuamente.

Se tumbó sobre mi y se quedó adormecida disfrutando del placer producido al lado de la chimenea.

Después de un rato nos levantamos y nos fuimos a dormir a su cama y allí continuamos....

Relato escrito por Anonimo.

A la orden mi general...

Quería dejar de ser virgen, y entonces llegaron los soldados. Tengo 18 años y soy virgen, bueno lo era. Quisiera contarles un poco de mi historia en general, pero eso arruinaría por completo el suceso que quiero relatarles.

Así que solo les contaré la historia más excitante que he vivido.

Hacía tiempo que tenía ganas de perder mi virginidad, llegué a estar tan desesperada, que en mi mente se desvaneció la idea de esperar al hombre adecuado, a mi príncipe azul, mientras su verga me hiciera estremecer y su lengua me llevara a un orgasmo, hasta podría haberlo hecho con mi abuelo, pero no tuve que recurrir a él, porque en este pequeño pueblo, donde muchas cosas no han cambiado, no podía ir por la calle a conseguir quien me penetrara fuerte y profundo, así que no perdí mi oportunidad cuando los soldados llegaron al condado.

Esa noche me quedé sola, mis padres y hermanas habían acudido a una reunión social a la que yo no podía asistir.

Iba a acostarme temprano, y como estaba sola, decidí dormir ligera de ropas, me puse un camisón corto, me quité el sostén y use mi braga más pequeña, la más sexy, todo mi ajuar era blanco. Ya estaba acostada pensando en la idea que me obsesionaba, cuando escuché que tocaban a la puerta, me levanté de mi cama, me puse una bata larga que cubriera mi pijama sexy, y salí de mi habitación, una de las criadas me interceptó.



  • Señorita, buscan a su padre.
  • ¿Quién?
  • El general y dos soldados más.- en ese momento mi imaginación y mi cuerpo se encendieron.
  • Hazlos pasar.
  • Pero señorita, está usted sola, no es correcto que…
  • Están buscando a mi padre, tal vez sea importante, tal vez no, no voy a mandar buscarlo si no es necesario, así que hazlos pasar y déjenos solos.
  • Si señorita, como usted diga.

Mientras esperaba que mis candidatos para desvirgarme llegaran, desabroche unos botones de mi bata, para que el camisón se viera, me quite los zapatos y los metí bajo un sofá, luego me solté el pelo y lo acomodé hacía delante, en mi mente juraba que lucía irresistible, y cuando los tres hombres entraron, y me vieron, comprobé mis sospechas.

Los tres eran de tez claroscuro, musculosos y atractivos, sin embargo el cuerpo del general, un hombre como de 30 años, fue el que más se me antojó, así que, si tenía suerte, no batallaría para deshacernos de los otros dos.

  • Señorita Connor, buenas noches.- saludo mi general.
  • Buenas noches general, ¿en qué puedo ayudarlos?
  • Vera, nenecito charlar con su padre, su propiedad es amplia y me gustaría saber si podemos guardar aquí algo de nuestra carga.
  • No creo que mi padre se oponga, es un hombre al que le gusta ayudar, ¡pero qué cosa!, se preguntará donde están mis modales, por favor siéntense caballeros, ¿gustan que nos traigan algo?- mientras decía esto, me senté cruzando la pierna, la bata que me cubría se abrió, y mis piernas torneadas salieron a escena.
  • Me temo que ya es tarde, y la hemos sacado de la cama, tal vez ya es hora de irnos, saludos a su familia, por favor avise a su padre que lo visitaré de nuevo.
  • ¿tan pronto?, pensé que tal vez podríamos platicar un rato, ¿un whisky, tal vez?
  • Quizá en otro momento podamos…
  • ¿a caso está usted despreciando mi hospitalidad?
  • Por supuesto que no señorita Connor…
  • Mía, ese es mi nombre.
  • Pues, Mía, no queremos importunarla más…
  • Lo noto algo tenso, si gustas puedo darte un masaje, general.- sabía que pronunciar "general", podía ponerlo a pensar si me refería a su cargo, o a un masaje completo.
  • James, Evans, necesito hablar con esta señorita a solas, regresen al campamento, voy en seguida.- sin decir nada, obedecieron, el tono que usó aparentaba que se sentía ofendido, a pesar de eso, no deje de comportarme como lo estaba haciendo.
  • ¿un whisky?
  • Por favor.- Al fin, el general se sentó, y cuando tuve las bebidas en mis manos me senté junto a él, de manera que mis piernas aparecieron de nuevo, mi bata se abrió por completo y la transparencia de mi camisón quedó al descubierto.
  • Desde que cruce la puerta, supe lo que estabas buscando, pero no creí que una niña como tú, fuera a conseguirlo.
  • Es por eso, que en cuanto te vi, te escogí como el hombre que me convertirá en mujer.
  • ¿Eres virgen?
  • Sí, pero después de hoy ya no más.
  • Mira niña, no sé que tengas en mente, pero yo no voy a…
  • Hablas demasiado.- de un solo trago me tomé el vaso entero, lo tire al suelo y me senté sobre él con las piernas abiertas, mi braguita estaba húmeda, y él lo sintió en su pantalón.
  • Vaya que esta mojada niña.
  • Y es por tu culpa.- comencé a moverme sobre él, estaba tan excitada que aún no pasaba nada y ya estaba gimiendo, sentí como su falo comenzó a crecer bajo mi cuevita.
  • Qué bien te mueves niña, ¿segura que eres virgen?
  • ¿vas a desvirgarme?
  • Me estas calentando niña, te estoy agarrando ganas, ¿Dónde quieres que te lo haga?
  • Vamos a mi cama.- quise pararme, pero me sostuvo de las nalga y se puso de pie.
  • Guíame.

Le fui indicando, hasta que abrió la puerta de mi dormitorio, la cerró tras él e inmediatamente comenzó a devorarme la boca, usó todo lo que podía, dientes, labios, lengua y saliva, fue un beso delicioso, mis flujos vaginales salían de mi sin control, pero yo no sabía cómo hacer para que de una buena vez me tirara en la cama y me la metiera bien duro. Creo que notó ni consternación.

  • ¿pretendes que sea delicado por ser tu primera vez? ¿o te estás echando para atrás?
  • Claro que no, te deseo, estoy mojadísima y es por tu culpa, quiero que seas todo menos delicado, quiero que me des con todo lo que tienes, pero hazlo durar.
  • No planeo otra cosa.- y entonces volvió a besarme como lo había estado haciendo, esta vez, le quiete la gorra y comencé a jalarme el cabello, desabotone su camisola y como pude le quite la camisa.

El se deshizo de mi bata, y de mi camisón hábilmente, sin dejar de besarme así de riquísimo, se acercó a la cama y me aventó con fuerza, me quitó la tanga y llevó a mis pechos una de sus manos y su boca, me mamó las tetas como si fueran su único alimento y estuviera en escases, pellizcó mis pezones, y mientras se los comía, llevó su mano a mi entre pierna.



  • Ábrete niña que te voy a meter mano.
  • Aahhh, a la orden general.- me estaba volviendo loca de placer.

Sus dedos resbalaron con facilidad en mi panocha gracias a la cantidad de humedad que tenía, apenas estaba dentro de mí, volvía a sacar su dedo corazón, y cuando volvía a entrar lo hacía acompañado de otros dos, yo movía con ritmo mi cadera, quería que me enterrara los dedos hasta el hígado, lo más profundo posible, ninguno de los dos podía dejar de gemir, y eso nos excitaba más.

  • ¿te gusta zorrita, te gusta?- que me gritara esas cosas me llenaba de placer.
  • Me porte mal general, castígueme, rómpame la concha, rómpamela.
  • ¿quieres que te la rompa?
  • ¡Rómpamela, rómpamela!
  • ¿eso quieres putita?
  • ¡quiero más, más, más!
  • Ahora vas a sentir mi verga, niña zorra.- de golpe, me sacó los dedos, me levantó y puso mis manos en su cinturón.- aquí hay un regalo para ti, si de verdad lo quieres, ábrelo perrita.- no lo pensé dos veces y en menos de un segundo él estaba completamente desnudo.
  • ¡pero qué verga mas tremenda!, me la quiero comer.
  • Comete mi paletón niña, nunca probaras nada como este.- no necesite que me lo dijera dos veces de una bocanada me lo comí todito, era delicioso, era grueso y grande, era de tamaño familiar y era para mí solita, lo chupe, lo lamí, incluso llegue a darle pequeños mordiscos que lo volvían loco.

Hacía círculos con mi lengua, dejaba mi saliva y luego lo mamaba, ningún sabor puede compararse con el de ese rico palo que me comí enterito. Creo que lo hacía bien porque el gemía con cada mamada que le daba, hasta que un liquido blancuzco comenzó a salir.

  • Tomate ese jugo, y deja de hacerlo porque me voy a venir y aun no te la calvo.- hice lo que me dijo, y luego volvió a tirarme en la cama.- ábrete que me voy a comer tu chocho.

Inmediatamente abrí mis piernas el llevo su boca a mi entrada, su bigote me hizo cosquillas, pero sentir ese bello en mi zona más sensible hacía que no dejara de mover mi cadera.

Él metía su lengua, me succionaba, estaba comiéndome, y yo me sentía muy rara, no dejaba de gritar, gemía como si no hubiera nadie en la casa.

  • ¡comételo todo general!, ¡así, así…aaaahhhh, más, vamos, chúpame toda, aahhh, más!
  • No te vayas a correr en mi boca o de castigo te la voy a meter bien duro, no vas a aguantar mi tranca.
  • No sé qué es eso, pero creo que ya viene…uuuummhhh, aaaaaaaaaaaaahhh, ¡sí!- una sensación maravillosa me inundó, sentía como si me estuviera vaciando al correr tantos fluidos por mi vagina, acababa de experimentar mi primer orgasmo y quería sentir eso otra vez.
  • Eres una niña muy mala, tendré que darte con mi palo.
  • Castígame general, hazme suplicar que no más.

Mi general me tomó de la cintura y me dio vuelta, me puso en cuatro patas y volvió a meterme un dedo en la panocha, pero por detrás. Movía su dedo en círculos, estaba excitándome otra vez, quería su mazo dentro de mí, quería que me convirtiera en mujer de una buena vez.

  • Ya métemela, fui mala y lo merezco, hazme mujer, ¡hazme tu mujer!
  • Te voy a castigar, y no te voy a reventar la concha.
  • Me muero de ganas, general, disparé de una buena vez.
  • Suplica por tu desvirga miento.
  • Por favor general, ¡penétreme!
  • No, niña.
  • Lo necesito, entiérremela.
  • Te voy a hacer mujer ¿y luego?
  • No juegue conmigo general, seré su mujer, seré su zorra todas las noches, seré una prostituta si usted quiere, ¡pero cumpla con mi iniciación ya!
  • Entonces prepárate, porque luego de que te atraviese con mi pene, te atravesara todos los días.
  • Todos los días, todo el día si quieres general, pero hazlo ya.

Sin previo aviso, sin más, me metió su palo completito, sentí un dolor desgarrador que me hizo gritar como si estuviera muriendo, y luego me la saco y la volvía a meter, comenzó con una metisaca muy pausado, mientras me penetraba, tocaba m clítoris y marcaba el ritmo.

Cuando el dolor comenzó a desvanecerse, el placer apareció, era exquisito, sentir ese palo tan grande dentro de mí, era maravilloso.

Salía y entraba cada vez con más fuerza, me estaba excitando demasiado, ser follada por primera vez estaba resultado ser la mejor experiencia de mi vida, creo que tener la verga de alguien que acababa de conocer y que era mucho mayor que yo, era lo que lo hacía tan interesante.

  • Más duro general, más adentro, más rápido, soy tu puta, follame así, así, aaaahhh, que rico, así general, más adentro, métemela mas, métemela, mas, mas, mas, maaaaaaaaaa…

El general me obedecía, me follaba tan fuerte como se lo pedía, hasta que él fin llegó.

  • Me voy a correr mujercita, te voy a dar mi leche.
  • Aguanta general, creo que falta poco, me vengo, me vengo…aaaaaaaaaaaahh.

Nos corrimos juntos, fue bellísimo sentir su leche llenándome el coño, y mí corrida, mezclados.

Después de esa noche, el general y yo, disfrutamos del sexo donde sea a la hora que sea, y la verdad no me importa si nos descubren, ya les contaré otra de nuestras aventuras.

Relato escrito por Escorpio 2191.

Mas que amigas...

Mi mejor amiga y yo habíamos discutido por culpa de su novio, a mi no me gustaba nada, y ella intentaba justificarlo.

Ella sabía que entre ella y yo había más que una simple amistad aunque nunca lo reconociera, y yo como no, tampoco nunca dije nada, aunque yo hacia tiempo que estaba enamorada de ella. Ella me pedía que dejara de ver a un chico con el que salía, yo acepté si ella dejaba al sujeto ese que tenia por novio (todo esto en principio eran consejos de amigas, lo hacíamos por nuestro bienestar). Aceptamos las 2, y yo eso me lo tomé como que en poco tiempo iba a pasar algo más entre nosotras, después de meses de indirectas y no tan indirectas, le dije que si quería venir a mi casa al día siguiente a cenar, ella dijo que si sin pensárselo.

Era una noche con lluvia y quería prepararle una sorpresa, así que prepare yo misma la cena, y ambienté la casa de una manera particularmente romántica. 5 minutos antes de la hora a la que tenia q venir, me mandó un mensaje diciendo que no podía que había quedado con ese chico. Me sentí decepcionada y humillada por aquello, me enfadé mucho, decidí quitar todo aquello, tirar la cena y olvidarme de todo, por que me hacia daño, decidí olvidarme de ella.

A las 3 horas de estar maldiciendo todo aquello yo sola en mi casa, suena el timbre, extrañada por la hora, fui a contestar, era ella, la dejé subir, estaba empapada por la lluvia, estaba preciosa, pero intenté disimular mi reacción y hacerle ver que estaba enfadada con ella.

Nos sentamos en el sofá, yo esperaba que me diera alguna explicación, y me dijo que cuando lo vio supo que no quería estar con el, que deseaba estar conmigo aquel día y los que vinieran y que se había pasado una hora bajo la lluvia sin saber que hacer. Yo la miraba, se le trasparentaban los pechos a través de la camiseta mojada, me estaba poniendo mala, no podía aguantar más todo lo que había guardado dentro de mi, así que me lance para darle un beso, ella me lo devolvió más largo y pasional, aproveché para tumbarme encima de ella, y besarle por el cuello con mucha pasión.

Le quité la camiseta y el sujetador, y empecé a chuparle y lamerle los pezones con furia, mientras ella empezaba a gimotear de placer, me entretuve entre sus pechos y su cuello un largo rato, luego se sentó encima mío, me desabrocho el pantalón y como pudo me lo quitó, a la vez que me besaba sin parar, introdujo su mano por debajo de mis braguitas y comenzó a estimular mi clítoris, yo seguía inmersa en sus pechos, después le desabroché el pantalón y metí la mano hasta encontrar su sexo totalmente húmedo.

Estábamos desnudas en el sofá, acariciándonos todo el cuerpo, cuando me levanté y la cogí en brazos para llevarla hasta la habitación, mientras la llevaba, no dejo de masturbarme sin parar mientras yo le comía la boca por el pasillo.

La dejé caer en la cama suavemente sin dejar de besarla, me puse encima de ella, y empecé a deslizar mi lengua por todo su contorno, bajando cada vez más, hasta llegar a su zona genital. Empecé a besar suavemente su clítoris a la vez que pegaba pequeños lengüetazos, la notaba retorcerse y eso aun me ponía más caliente a mí. Poco a poco fui aumentando mi ritmo hasta comerle el chocho como si fuera la última vez, estaba delicioso húmedo completamente y fui introduciendo y sacando mis dedos de dentro a fuera de su vagina, ella gritaba de placer y yo aún ponía más intensidad en lo que estaba haciendo, conseguí que se corriera y jadeara, subí de nuevo hacia arriba para volver a besarla.

Me cambió de posición, ahora era ella la que estaba arriba, comenzó a lamerme los pezones, que los tenia completamente duros, me comió los pechos con pasión acumulada, y luego bajo hasta mi ombligo, jugueteó un poco, y finalmente encontró las ingles, me separó bien las piernas, y comenzó a lamerme el coño con una lengua que llegaba a todos los rincones de mi excitado cuerpo, notaba su lengua caliente jugando con mi clítoris, cada vez mas y mas húmedo, sentí una corriente eléctrica por mi cuerpo que me hizo estremecer, empezó a masajear mi clítoris a la vez que me comía el chocho, me encantaba, no me podía creer que eso estuviera pasando. No dejé de sentir su lengua juguetona cuando noté que me introducía los dedos en la vagina, note la rapidez con la que los movía y como ahora su lengua y su boca, me lamían los labios y el clítoris con más fiereza, hizo que tuviera uno de los mejores orgasmos de mi vida.

Nos besamos durante unos minutos, pero yo tenía ganas de más así que empecé a acariciarle el cuerpo sensualmente y a estimular su clítoris de nuevo. Se tumbó boca a bajo y yo puse mi sexo en su cara, para que pudiera disfrutarlo bien, mientras ella me lo comía con deseo, yo la masturbaba y le metía los dedos una y otra vez, cada vez más rápido. Nos corrimos prácticamente a la vez y después de eso nos tumbamos una junto a la otra para continuar besándonos y descansar. Después de aquello me dijo "me encantas" le di un beso con pasión, nos abrazamos y nos quedamos dormidas allí la una contra la otra.

Relato escrito por Bella87.

Me follo un negro desconocido...

Desde que descubrí el sexo...supe también que tenia ganas de que un hombre de color me follara... No por lo típicos mitos de que tienen la polla mas grande no, si no por ese color de piel, y el contraste con la mía...me atraía muchísimo...y de aquí viene una de mis experiencias...la mas deseada.
Desde que descubrí el sexo...supe también que tenia ganas de que un hombre de color me follara...

No por lo típicos mitos de que tienen la polla mas grande no, si no por ese color de piel, y el contraste con la mía...me atraía muchísimo...y de aquí viene una de mis experiencias...la mas deseada.

Era una tarde de invierno, en la que había salido el sol, y decidí irme a la playa a pasear, me entretuve mucho, sin darme cuenta de la hora que era, empezaba ya a anochecer...

Seguía caminando y me cruzaba de vez en cuando con alguien, una de la veces me fije y frente a mi se acercaba un hombre negro, alto, fuerte, uno de los muchos negros guapos y atractivos, paso por mi lado nos miramos y seguimos en nuestra dirección, mire varias veces hacia detrás y comprobé que seguía andando y que también no quedaba ya nadie en la playa, ya que el sol apenas ya se veía y empezaba a salir la luna.

Al poco rato me di la vuelta para regresar a la parte de la playa por donde accedí. Y de nuevo me volví a cruzar con el, esta vez se paro frente a mi y me pregunto la hora, se la dije, y se acercó mucho a mi tanto que llego incluso a incomodarme, me agarro de la mano y me dijo que hermosa era , y que hacia tan sola por aquí, le conteste...me pidió que nos sentáramos a charlar y acepte, le dije mi nombre ...el me dijo que se llamaba Saúl...



Empezaba a gustarme su forma de hablar ese color de piel y no pude evitar mas el lanzarme a besar aquellos labios grandes y húmedos..

Empezó a meter la mano por debajo de mi sudadera y acariciando mis pechos por encima de la camiseta y el sujetador...nos recostamos el casi encima de mi... subió mi sudadera y beso mi tripa...me estaba excitando muchísimo...se puso de rodillas entre mis piernas y me bajo los pantalones asta sacármelos..dejando al descubierto mi tanguita diminuto...el cual le gusto por su cara y beso... retiro con un dedo mi tanga hacia un lado...y acaricio, lamió y masajeo mi clítoris...yo respondí con gemidos suaves...no muy fuertes para que nadie pudiera escucharnos.

Bajo su cremallera del pantalón lo bajo, y bajo también sus calzoncillos dejando al descubierto esa polla erecta enorme...q me impacto al verla...

Se sentó en la arena entre mis pierna yo me incorpore, no tenia muy claro que postura quería. puso sus manos en mi cintura y de un solo movimiento me levanto y me sentó en sus muslos...sintiendo su polla ya muy cerca de mi...

Cogió mis brazos con delicadeza y me dijo que le rodeara con ellos por encima de los hombros...puso sus manos en mis nalgas...me subió y coloco su polla en la entrada de mi coño que ya estaba súper húmedo...me dejo caer suavemente introduciéndomelo...una vez que mi agujerito se adapto con su ayuda empecé a subir y bajar...al principio despacio pero luego fui cogiendo ritmo..y empecé a botar...mientras el no separa sus manos de mi culo....empezamos a gemir los dos...bajando un poco el ritmo me dijo que si me gustaba que me dijeran cositas guarras, le dije que si y me levanto y me puso a cuatro patas ...y de rodillas de tras de mi empezó a culearme como nadie...se escuchaban las arremetidas entre mis gemidos y a el diciéndome – toma nena toma, te gusta como te folla tu negro...toma guarra te voy a rellenar entera......y sin poder aguantar mas nos vinimos los dos en un tremendo orgasmo...

Nunca nadie me había dicho aquellas guarradas pero me pusieron como una perra..cachondisima.

Nos subimos la ropa para no llenarnos aun mas de arena y dijo que me tumbara sobre el...apollando mi cabeza en su pecho..sentía su corazón latir...había cumplido mi fantasía estaba en la gloria...

Quedamos para vernos mas veces...pero eso ya son otra historias....pero no superan a la primera...

Relatos escrito por Nena18.

El pintor de la casa...

Hola a todos, hoy les voy a presentar el relato elaborado por mi esposa, quien después de leer muchos de las historias aquí presentadas se decidió a contar su experiencias: Resulta que mi esposo por sus múltiple ocupaciones laborales me dijo que no podía pintar este año la casa con motivo de las fiestas navideñas, debido a que estaba muy ocupado, por lo que me sugirió que buscara alguien que realizara esa labor y que sólo le avisara cuanto costaba para pagarlo. Hola a todos, hoy les voy a presentar el relato elaborado por mi esposa, quien después de leer muchos de las historias aquí presentadas se decidió a contar su experiencias:

Resulta que mi esposo por sus múltiple ocupaciones laborales me dijo que no podía pintar este año la casa con motivo de las fiestas navideñas, debido a que estaba muy ocupado, por lo que me sugirió que buscara alguien que realizara esa labor y que sólo le avisara cuanto costaba para pagarlo.

Para ilustrarlos mejor en mi situación, les comento que soy una mujer de 41 años, con un cuerpo normal, un poco rellenita, con tetas grandes y provocativas según mi esposo y muchos de los asiduos visitantes de páginas porno donde publicamos mis fotos, con un culo redondo acorde con mi figura, soy profesional y sobre todo ama de casa responsable.

Debo confesar que debido a las múltiples ocupaciones de mi esposo, me ha tenido últimamente muy abandonada en cuanto a sexo se refiere, teniendo que recurrir en mucha ocasiones a la masturbación, mientras veo videos pornográficos.

Debido a la necesidad de arreglar mi casa, le comenté a mi amiga Norys la necesidad de conseguir alguien responsable y de confianza que realizara el trabajo, ella inmediatamente me respondió que me podía recomendar a Henry que era un chico que estaba haciendo unos arreglos en su casa y justo ese día había terminado el trabajo.

Me comentó que era un chico muy responsable y que me lo recomendaba abiertamente, ya que me complacería en todo lo que pidiera. Debo reconocer que en ese momento no entendí el mensaje de mi amiga, pero como me lo estaba recomendando le pedí que lo enviara a mi casa al día siguiente.

Esa noche mi esposo me informó que tenia que salir de viaje muy temprano para atender un cliente en Maracaibo y que tenía que levantarse de madrugada para tomar el avión. Yo me vestí de manera insinuante como a él le gusta, con lencería transparente, para que me hiciera el amor antes irse, pero no me tomó en cuenta ya que tenía que levantarse muy temprano y estaba muy cansado.

Tal era mi calentura que esa noche que puse un video porno y me masturbé a su lado. En la madrugada se levantó, intenté seducirlo de nuevo pero como estaba apurado no me tomó en cuenta y se fue de viaje. Luego sonó el despertador y me levanté para enviar los niños al colegio.



Luego de un rato me provocó nuevamente masturbarme y comencé hacerlo mientras veía un video porno, comencé por pasar mis dedos suavemente sobre mi concha, al imaginarme ser la protagonista de la película, mi concha comenzó a brotar sus jugos, que la lubricaban y facilitaba el deslizamiento de mis dedos. Cuando veía como ese hombre se cojia a la chica, mientras aquella pija entraba y salia de su, yo me lo imaginaba y lo sentia al momento en que metía profundamente mis dedos y lograba sentir espasmos en mi concha.

Cuando estaba en lo mejor de mi masturbación, tocaron el timbre de casa, era Henry el pintor que me había enviado mi amiga, me levanté un poco disgustada y desconcertada, por lo inoportuno de su visita.

Abrí la puerta y lo hice pasar, indicándole lo que tenía que hacer, me pidió permiso para cambiarse de ropa y le indique donde quedaba el baño.

Cuando salió del baño fue que pude detallar al chico, llevaba puesto una bermuda azul y una franela blanca, donde dejaba ver dibujado su hermoso cuerpo, era un chico moreno, de aproximadamente 30 años, con una firmes piernas, brazos musculosos y un rostro agradable.

Para comenzar su labor, se subió en una escalera para pintar el techo. En dos ocasiones pasé a la cocina y no pude evitar ver sus tensas piernas y el gran bulto que se le notaba por debajo de la bermuda.

Ante esa situación y por lo caliente que yo estaba antes que él llegara, me metí en mi cuarto para continuar masturbándome, coloqué de nuevo el video y seguí sobando mi concha que estaba hinchada y mojada. Tomé un consolador que días antes me había regalado mi esposo, lo deslicé por mi concha, mi cuerpo se estremecía, comencé a gemir descontroladamente al sentir que me venía un orgasmo. Justo en ese momento Henry se acercó al cuarto para ver que me sucedía y abrió la puerta, la cual había quedado mal cerrada, y me encontró con mis piernas totalmente abiertas, mi concha húmeda, con cara de perra en celo y mis manos sosteniendo aquel consolador metido en mi concha.

Cuando lo vi en la puerta, inmediatamente reaccioné y traté de disimular, le ordené que saliera de mi cuarto, pero él no hizo caso y termino de entrar. Se quitó la franela y soltó su bermuda, yo quise incorporarme para taparme pero el no me lo permitió, al mismo tiempo me decía que me tranquilizara ya que mi amiga le había comentado lo desatendida que me tenía mi esposo y que el estaba allí para complacerme.

Yo me encontraba muy caliente y al ver aquel cuerpo musculoso y bien definido, además de ese color moreno que es mi debilidad, además del video porno que justamente estaba pasando una escena interracial, entre una chica blanca como yo y "Mandingo" que es un tipo negro, Henry me dijo "Ah pero si a la señora le gustan las pijas negras y grandes"... en ese momento dejo caer su interior dejando ver en todo su esplendor un trozo de carne oscura, grande y gruesa, me sorprendí porque en mi vida había visto algo semejante (solo en películas), creo que en ese momento me delaté porque Henry se acercó a mi, suavemente me recostó en la cama, tomó una crema hidratante que tenía sobre mi mesa de noche la regó sobre mi cuerpo y de una manera magistral, tal como sólo lo había hecho mi esposo, comenzó a darme un masaje tan suave, rico y sensual, que mi mente se nubló y me dejé llevar.

Inició por mis pies, deslizando sus manos con suaves movimientos, subió por mis piernas, donde se detuvo para hacerme un masaje relajante y siguió deslizando sus manos hacia mi entrepiernas, donde se encontraba mi concha hecha un pozo de jugos vaginales, me rozó la vagina con sus dedos, pero siguió hacia mi vientre, por supuesto que para ese momento mi cuerpo se encontraba dominado por sus manos, le pedí que metiera sus dedos en mi concha pero se negó, alargando mi delicioso sufrimiento. Llego a mis tetas, que son mi debilidad y las sobó, las acarició, y las besó. Al sentir sus tibios labios en mis pezones mi cuerpo se estremeció, acerqué su cuerpo con mis manos y busque entre sus piernas hasta conseguir su pija gruesa, larga y caliente, me encontraba descontrolada, acerque mi boca aquel trozo de carne y lo llevé a mi boca, realmente no cabía en mi boca, por lo que decidí chupar su cabeza que desprendía sus ricos jugos seminales. Seguí jugando con esa hermosa pija, la sobaba con mis manos, la acariciaba, la chupaba, besaba sus grandes testículos, hasta que él deslizó su cara hasta mi concha y con movimientos magistrales de su lengua se dedicó a jugar con mi clítoris, haciéndome gemir hasta que no pude más y le imploré que me atravesara con su enorme pija.

El se colocó delante de mí, levantó mis piernas y colocó su pija en mi raja, yo que no podía más lo tomé por sus brazos y lo traje hacia mi, para que en entrerrara esa gruesa pija. Al empujármela toda solté un grito de pasión y dolor porque era como si me rompiera las paredes de mi vagina, ya que solo estaba acostumbrada a la pija de mi esposo que era más pequeña y menos gruesa, pero al mismo momento me llenaba de placer .

Me estuvo bombeando unos minutos en esa posición y luego me colocó en cuatro patas, mirando hacia el espejo. Me parecía vulgar verme aquella posición en cuatro patas, con mis tetas al aire colgando y moviéndose al ritmo de las embestidas de aquel extraño. Pero definitivamente era mucho mas placentera, sobre todo cuando Henry comenzó a decirme lo puta que me veía, al decirme la cara de perra que ponía cada vez que me embestia, al preguntarme si me gustaba hacerlo, le respondí: "si si si si si si me me gusta, me gusta que me cojas, me gusta que me hagas sentir deseada, cojéme ya que el cabrón de mi marido no lo hace, hazme disfrutar, lléname de toda tu leche" y justo en ese momento, luego de dos embestidas más, sentí las contracciones de Henry y como su espesa y caliente leche llenaba toda mi concha.

Me quedé tumbada en la cama y él salió de mi cuarto, para seguir pintando mi casa....

Relato escrito por Aenrique.